Panellets, boniatos y moscatell

Uno de los placeres más grandes de viajar es el sumergirse en las tradiciones que cada lugar nos ofrece. Esto no sólo nos permite disfrutar más de la estancia, entender mejor su presente y enriquecernos como personas, sino también nos ayuda a descubrir la belleza e importancia de nuestra propia cultura.

Sin embargo, este otoño me ha decepcionado. He deambulado perdida por las calles de mi Barcelona intentando reencontrar el espíritu de la Castanyada ... y en su lugar he tropezado con múltiples establecimientos decorados de Halloween, niños disfrazados y discotecas anunciando fiestas terroríficamente fuera de contexto.

Confieso pasión por conocer diferentes folclores y declaro mi más profundo respeto hacia ellos, por eso quiero también respeto por el nuestro. Y no creo que su pérdida de protagonismo sea fruto de un “colonialismo comercial” impuesto desde fuera. Mas bien una falta de conciencia histórico-cultural por aquellos conciudadanos que arrinconan nuestras castañas, boniatos, panallets y moscatell y se dejan llevar por una tradición de origen celta, cuyas raíces distan de las nuestras.